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Fraternidad Sacerdotal

       La Fraternidad Apostólica Sacerdotal Tomás de Aquino surge hacia 1986, cuando se funda en Tucumán el Seminario que dará origen a la rama sacerdotal de Fasta, para la formación de los sacerdotes propios que, inspirados en la espiritualidad de Santo Domingo, se volcarán a la atención pastoral y sacral de los miembros laicos de toda la obra de Fasta. 

       Luego, en 1989, se traslada el Seminario a la ciudad de Buenos Aires, y en 1990 se ordena el primer diácono de la Fraternidad, quien el mismo año sería el primer sacerdote de la Fraternidad Apostólica, que se incardina en la arquidiócesis de Buenos Aires por decreto de Su Emcia. Rvma. Mons. Antonio Quarracino, Arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado de la República Argentina, con autorización para desplegar su actividad apostólica y sacerdotal en la atención de la obra de Fasta y de sus miembros. Actualmente, la Fraternidad Apostólica Sacerdotal Tomás de Aquino está integrada por 27 sacerdotes. Cuenta, además, con más de 15 jóvenes formándose en la vocación sacerdotal en su Seminario.

      Somos una familia con historia que viene trabajando y desarrollándose en el ámbito educativo con los fundamentos que señala el Magisterio de la Iglesia y con claros valores cristianos que orientan nuestra tarea. Es así que, hoy en día, la Fraternidad Sacerdotal está integrada por 27 sacerdotes formados en la misma, quienes trabajan en todas las instituciones de Fasta en América, Europa y África.   

    “No olvidemos la mochila, queda mucho por andar”, estas palabras anunciadas por el Padre Fundador en la celebración de los 50 años de Fasta, nos marcan el rumbo que hemos de seguir, en donde tendremos como objetivo siempre educar en el Bien y la Verdad.

Fraternidad Apostólica

Santa Catalina de Siena

     La Fraternidad Apostólica Santa Catalina de Siena es un espacio sacral de realización de la vocación miliciana femenina.

     Está conformada por aquellas mujeres que quieren abrazar una forma de vida evangélica de total entrega de sus vidas a Cristo, asumiendo el compromiso de la virginidad consagrada, viviendo la caridad y dando testimonio de la llegada del Reino de Dios entre los hombres.

     Las promesas se ordenan a fundar el proyecto personal de santidad en el modelo de santificación de Santa Catalina de Siena y la espiritualidad dominicana; a vivir con fervor y magnanimidad el carisma de Fasta como proyecto apostólico común, con el acento en la evangelización de la mujer; y a asumir con fidelidad y obediencia las misiones encomendadas.

     Son madres y hermanas espirituales de la Ciudad Miliciana y especialmente, de las mujeres de Fasta, a las que acompañan con su oración, su consejo y ejemplo.

"El mundo tiene tanta necesidad de amor como de inteligencia". Juan XXIII

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